Estaba bajo el agua... o en la isla de Truman, el del show ¿cómo se llamaba aquel estudio gigante que podía verse desde el espacio? no me acuerdo, pero sí que era un gran plató de cine... como mi vida hasta hace poco. Una mentira agradable, tan dulce que es normal que haya dudado si quedarme con ella o afrontar la verdad.
Ahora ya está. He roto el fondo, ya estoy al otro lado del decorado, como Jim Carrey. Y siento que puedo hacer lo que me dé la gana con mi vida. La pregunta es, claro ¿qué es lo que quiero hacer?
Jajajaja A que va a resultar que soy dueño de... nada?
Bueno, mejor dejo las alucinaciones para más tarde y os cuento, que sé que queréis saber qué pasó y cómo. Lo más importante: mi padre, mi verdadero padre, no es un friki ni un tirao ni siquiera Darth Vader (lo siento, Alvaro), sino un tío normal, buena gente, bastante tocado por una vida muy dura y que me reconoció lo mal que lo pasaron en su día, él y mi madre, que murió hace cinco años.
Me cuesta contar algo así, tan jodidamente morboso, no sé, no son los hechos los que me dan vergüenza sino el contarlo como si fuera La Noria... y es que ellos dos, Juan y María, estaban muy enganchados cuando me tuvieron, tan mala vida llevaban que aceptaron el consejo de darme, con mucho dolor, según me dijo Juan, del que nunca se llegó a recuperar mi madre. Le entendí que incluso su adicción fue a más y se juntó la mala vida con una pena de la que nunca se recuperó.
Es increíble porque me lo contó con mucha serenidad, respondió a todas mis preguntas, hasta las más jodidas, y yo también le oí tranquilo. Luego, cuando ya nos fuimos, es verdad que lloré. Sole fue muy lista y me acompañó muy bien, supo estar y luego sacarme y cambiar el chip.
No estoy seguro de que sin ella hubiera sido capaz de dar este paso, incluso pensarlo me acojona, todavía, fijaos, el caso es que ya está hecho...
He ganado un padre, alguien que sigue pensando en mí, aunque viva en una historia tan distinta a la mía que poco tenemos que ver, ni sé ahora mismo cuando volveré a verle... pero, la verdad, da igual, lo importante ya está hecho, me encuentro bien, me siento raro, pero bien.
Me alucina Sole, le tengo que dar las gracias por estar ahí y darme la fuerza necesaria, como si fuera Jedi, mi Yoda personal en este planeta Dagobah al que me ha vuelto a traer.
Hemos convertido esta sierra en nuestro lugar favorito, nuestra Is_landia particular, lejos de mis historias, también las suyas (su marido, mi "tío", ya un poco mosqueado por estos viajes, y mira que él no se queda dos días seguidos en casa) y con unas normas tan distintas de las de Madrid, que casi hemos inventado un idioma propio a base de gestos, ruidos y risas...
Ahora mismo, la verdad, me quedaría aquí todo el verano... y quién sabe cuánto más